el Sustituto III



Aquilino se ajustó las gafas ligeramente con el índice de su mano, y continuó. Un poco más por Jorge, porque Pilar ya conocía de sobra la mayor parte de lo que dijo.

  - Con todo el jaleo de la inauguración del centro, aún hay muchos puestos por cubrir. Entre ellos, uno de los de profesor. Se supone que ahora ya no los ocupa personal de Instituciones Penitenciarias.- explicó dirigiéndose a Jorge, que lo miraba fijamente con sus ojos negros muy abiertos. Unos ojos preciosos, pensó Pilar, que se volvió a dar cuenta de que llevaba más de dos minutos sin quitarle la vista de encima, y que decidió encender su ordenador para forzarse así a mirar a otro sitio.- Ahora los profesores son del Ministerio de Educación, o lo eran. Porque con todo esto del traspaso de competencias, se supone que nos los tiene que proporcionar la Junta. Pero aún no lo ha hecho,- finalizó Aquilino, con un gesto de cansancio.
 - Total, que no tenemos a nadie que nos dé las clases de matemáticas de EGB. Y he pensado que podrías encargarte tu. Creo que puedo conseguirte yo el temario de lo que hay que impartir, así que simplemente será cuestión de  planificar un par de meses de clase, y hacer un examen al final...- Aquilino notó una sombre de preocupación en la cara de Jorge, y se detuvo.

  - ¿Qué pasa? ¿No se te dan bien las matemáticas?.-
  - Pues... Pues la verdad es que no. Fui por Letras Puras en el instituto.- Reconoció mientras se metía las manos en los bolsillos, nervioso.- Pero supongo que puedo repasar las ecuaciones de segundo grado y las raíces cuadradas éste fin de semana.- Aquilino soltó una suave risita.
 - Tampoco te calientes. Con que le eches un ojo a la tabla de multiplicar y a lo de dividir por dos cifras, ya vas sobrado.- El alivio de Jorge casi le hizo crecer unos centímetros.
- ¿En serio? ¡Pues menos mal!.-
- Bueno, pues ya está. Y para que tus prácticas tengan un poco más de relación con el medio penitenciario, creo que Pilar... - e hizo una pausa para dirigirse hacia ella. Se sorprendió al ver a Pilar absorta en el monitor de su ordenador, ajena a la conversación.- ¡Pilar!.
 La educadora casi saltó en su asiento. En su afán de buscar algo para evitar fijar la mirada en Jorge y dejarse en evidencia, había descubierto la ubicación del buscaminas, y llevaba unos instantes completamente concentrada en él.
 -Perdón... - Balbuceó. Aquilino no acusó recibo de su falta de atención.
 - Le decía aquí al 'educador',- Aquilino no pudo evitar el retintín, y Pilar sonrió al oírlo. En instituciones penitenciarias, el puesto de educador se consigue a base de antigüedad, y pocos se ven menores de cuarenta años. Un educador veinteañero es más raro que una gallina con tetas, y de ahí el tono irónico del psicólogo.- que quizá podría pasar sus prácticas dando clases de matemáticas, y que tú podrías completarlas con algo de teoría sobre tu trabajo. Enseñarle a hacer expedientes, cómo enfocas tus entrevistas... esos rollos.- Pilar asentía con la cabeza, y añadió:
 - Vale. Estaba pensando que quizá podría utilizar, para enseñarle cómo son, informes de internos que ya hayan fallecido.- Aquilino asintió con la cabeza. No era mala idea, y en el fondo los datos de esos informes ya no importaban a nadie. - Precisamente hoy a primera hora estuve haciendo algo de limpieza de archivos, y dejé una pila de ellos encima de la mesa de...-
 Pilar miró hacia la mesa de Eulogio. Un ordenador nuevecito, una taza con el escudo del Atlético de Madrid... Y nada más. Aquilino siguió su mirada, y no tardó en llegar a una conclusión. A la misma que Pilar.
 - Se ha llevado las carpetas de los fallecidos.- Pilar le dio la razón, asintiendo levemente con la cabeza. Aquilino sacudió la suya, mostrando una leve desesperación, y se encaminó a la puerta de salida.
- Bueno, pues ya os dejo que os organicéis.- Y, con el pomo en la mano, se le iluminó la cara con una sonrisa. - El vago este se va a tirar un buen rato llamando a gente por megafonía, para nada. Qué imbécil.- Y, riendo ante la imagen de un  Eulogio desesperado en la cabina de acceso de algún módulo, salió rumbo a su despacho.

   




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