El sustituto II



  La interrupción disgustó a Eulogio. Todas las interrupciones lo disgustaban, igual que lo disgustaba el futuro, y varias cosas más. Pero esa interrupción lo disgustó especialmente.
  Por la puerta entró Aquilino, el Subdirector de Tratamiento. Otro 'joven advenedizo', a su modo de ver, y eso a pesar de que Aquilino ya pasaba de los cuarenta. Un advenedizo, además, que unía a esta poco deseable característica la de haber entrado en Instituciones Penitenciarias directamente como psicólogo -sin haber, por tanto, pisado nunca un patio ni vestido el uniforme del Cuerpo- y, sobre todo, la de ser el superior inmediato de Eulogio. Eulogio lo despreciaba profundamente, y si ese desprecio no era correspondido en la misma medida se debía simplemente a que, como suele pasar entre mandos y subordinados, los primeros suelen pasar bastante de los segundos.
  Y no venía sólo. Tras él entró un chaval , que ni siquiera alcanzaba la categoría de advenedizo. Eso era un puto 'hippie'.

   A Eulogio tampoco le gustaban los 'hippies'. Por edad podría haber sido uno de ellos en su juventud, pero en aquella época ya se estaba preparando para entrar en prisiones. Y, sinceramente, simpatizaba más con los grises que les zurraban la badana que con aquellos peludos mugrosos. 'Las porras están bien, si estás del lado del mango', pensó, y hasta se le escapó una risita.
Los 'hippies' no habían tenido demasiado calado en este país, pero luego vinieron los 'progres' de la transición, y después de ellos los 'yonquis', los delincuentes juveniles del extrarradio de las grandes ciudades. Y los 'punkis' de Bilbao, más politizados pero igual de 'yonquis'. De todas estas tribus urbanas había tenido Eulogio más muestras de las que deseaba, y sin necesitar salir de su puesto de trabajo para verlas. Ninguna le había gustado.

Y bueno, a la vista de lo que tenía delante, volvían los 'hippies'. 'No se pondrá de moda pesar ciento treinta kilos, no...', se lamentó para sí. 'Esto es lo que hay'. Greñas hasta el hombro. Camisa de leñador, una o dos tallas más grande de lo que le correspondería a un escuálido como ese. Y unos vaqueros que él no le pondría ni a un espantapájaros, de rotos que estaban. Lo que se dice un 'hippie' de manual. 'Eso' sí, hubo de admitir Eulogio, 'a éste se le ve más limpio que a los de mi época. Hasta se ha echado colonia', reconoció. 'Y no me extrañaría que fuese Nenuco', pensó, malévolo. Pero es que Eulogio los únicos aromas que distinguía y apreciaba eran los de 'Brummel' o 'Floyd'.


 - Buenos días,- saludó Aquilino. Pilar respondió de la misma manera, y Eulogio gruñó. Aquilino hizo como que no lo había oído, y quizá no lo hizo. - Este es Jorge,-continuó, haciendo un gesto hacia su acompañante. El chico levantó una mano, tímido. Aquilino continuó.
- Jorge está estudiando Educación Social.- Aquilino arqueó una ceja, y Pilar prestó más atención. -Es una carrera nueva, supongo que ya habréis oído hablar de ella. Jorge tiene que hacer unas horas de prácticas, como los estudiantes de magisterio en las escuelas, y lo han mandado aquí, no sé por qué. Supongo que porque algún iluminado recordó que aquí tenemos educadores. Bueno, el caso es que necesito a alguien que le tutele las prácticas.-

 Eulogio dio un respingo. Aquello de 'tutelar prácticas' sonaba inequívocamente a más trabajo.
Con una agilidad impropia de un bulto de su calibre, se puso en pié, recogió torpemente todas las carpetas que pudo abarcar con sus brazos de entre las que había encima de su mesa, y salió disparado por la puerta murmurando algo de ir a pasar entrevistas que se le hacía tarde. Una vez en el pasillo, dejó las carpetas en una estantería cercana y puso rumbo a la cafetería. 'Menos mal que he estado rápido... '

 Dentro del despacho se había hecho el silencio. Aquilino se ajustó sus gafas de montura de pasta marrón, miró a Pilar, se encogió de hombros (ambos lo hicieron) y continuó su discurso.
   - Bueno, pues él se lo pierde. Quería informaros que el Director y yo hemos hablado del tema y al final él ha decidido que, quien se haga cargo de este chaval, se llevará dos días de vacaciones extra.-
Pilar abrió mucho los ojos, exagerando un gesto de sorpresa. - ¡Oooh, pero qué generoso es el señor director.! -
Aquilino sonrió. -Bueno, no está tan mal si le das una vuelta al tema. Sólo tienes que atender a Jorge un par de minutos al día, aclarar sus dudas, y cuando acabe las prácticas hacer un informe y enviarlo al decano de la universidad. Son cosas que puedes hacer en tu horario de trabajo, y te llevas un par de días de regalo.-

 Pilar sopesó la oferta. Lo cierto era que, visto así, el asunto no pintaba tan mal. Su trabajo de educadora lo hacía de manera  eficaz, lo que le dejaba bastantes minutos libres al cabo de la jornada. Minutos que por lo general empleaba escuchando música en su walkman, en parte porque le gustaba y en parte para que Eulogio y alguno más que era como Eulogio no le viniesen a dar la chapa.  Y dos días libres eran dos días libres... Encargarse de ese chaval no debería ser muy complicado. Parecía buen chico. Era alto, quizá de alrededor de un metro ochenta. Y delgado como sólo un chico que acaba de dejar atrás la adolescencia puede serlo. Y tenía una preciosa melena ondulada de color castaño rojizo. A Pilar no le gustaban los tíos con el pelo largo, pero a ese chico le quedaba bien. Pena de esa ropa de leñador en el paro. '¿Pena?' se dijo a sí misma '¿Pena de qué? ¿En qué estás pensando, Pilar?. Ese chico podría ser tu hijo...'

  Jorge la miró y le dedicó una sonrisa. Pilar se dio cuenta de que llevaba casi un minuto sin sacarle los ojos de encima al chaval, y bajó los ojos a su mesa, como buscando algo. A punto estuvo de ponerse colorada. Por suerte, diecisiete años de experiencia poniendo cara de póquer en los patios de varias prisiones salieron en su ayuda en ese momento, y supo disimular sus emociones. 'Menos mal', pensó. 'Qué vergüenza...'.

  Aquilino también la estaba mirando, y por su expresión saltaba a la vista que  esperaba una respuesta. Bien, pues estaba decidido. Dos días no le vendrían mal para cambiar de aires, y la perspectiva de pasar más tiempo con ese chico a su lado tampoco la disgustaba. Qué coño, seguro que, con el chico por allí, Eulogio pasaba más tiempo en la cafetería o por ahí perdido, sólo para evitarse la interacción social. Al final, todo iban a ser ventajas.

 - Bueno, pues venga. Me encargo yo.- dijo al subdirector. Y, mirando a Jorge, añadió - Supongo que tendré que llamar al decano o a alguien así para que me explique qué tipo de informe quieren que haga, o si hay uno objetivos a cumplir y esos rollos...-

  Jorge pareció conectarse de repente, como si alguien le hubiese dado a un imaginario botón de 'on'.
- ¡Muchas gracias!. Si, el decano me ha dado una carpeta con instrucciones para la persona que me fuese a tutelar. La tengo en el coche, luego si quieres te la doy'.- Jorge la estaba mirando con la mejor de sus sonrisas, y con sus enormes ojos negros brillando como los de los dibujos animados japoneses. 'Parece un cachorrillo', pensó Pilar. 'Sólo le falta ponerse a dar saltitos y a menear la cola'. Y al instante, una imagen mental le hizo lamentar haber pensado eso. 'Por dios, Pilar. Estás tontita hoy.'

  Aquilino terció en la conversación. -Vale, decidido esto, aquí viene el problema. ¿Qué vas a hacer realmente?.- Pilar y Jorge lo miraron, confusos. Aquilino siguió explicando.- Porque no hay mucho que puedas hacer aquí. No puedes tener acceso a los expedientes de los internos, por protección de datos. Son materia reservada. Y sin ver los expedientes, tienes las manos atadas. No puedes hacer seguimientos de los internos, ni entrevistas...-
Pilar asentía en silencio. Todo eso era cierto. La confidencialidad dentro de Instituciones Penitenciarias es algo que se toma en serio, y lo cierto es que no se le ocurría cómo iba a ayudar a Jorge si no podía enseñarle siquiera en qué consistía su trabajo de educadora.
Jorge parecía confuso, pero el subdirector se guardaba un as en la manga.

  -No obstante, se me han ocurrido un par de cosas. Os explico.-









Comentarios

  1. Jaime! Nos debes al menos el final de este relato... Y espero q algunos más!

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  2. Si, si... Perdón. Prometo terminarlo antes del final de junio. Le A verdad es que no sé cómo he dejado este blog tan abandonado. Intentaré animarlo más, ahora que he cambiado de centro de destino.
    Un saludo a todos los que seguís por aquí, y mis disculpas.

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  3. Acabo de encontrar su blog por casualidad al ver un mensaje suyo en fb. Estoy estudiando estas oposiciones y a veces me pregunto como será el trabajo día a día o si de verdad me gustará y leer sus historias me ayuda a imaginármelo. He leído varias y aquí sigo enganchada. Siga escribiendo, lo hace muy bien :)

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