Quantum of Solace

 Esos momentos que te da este trabajo. 


Esos momentos, como cuando llevas toda la mañana con la porra metida en la parte de atrás del cinto, como ShonGoku su bastón. 

Cuando ya te has olvidado que está ahí, porque ya casi forma de tu cuerpo. Cuando, después de cuatro horas sin parar de correr de un módulo a otro, por fin te dejas caer de golpe en la primera silla que encuentras. 

Cuando de repente recuerdas que la porra sigue ahí, y la sientes deslizarse marcando las crestas de cada una de tus vértebras. Y te pones rigido, como un acto reflejo, mientras tu columna cruje y adopta, bajo la guía inflexible de la porra, una posición perfectamente recta.


Esos momentos, amig@s, no te los proporciona ni el mejor osteópata.


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