Same energy

 Jaime y Jorge esperan en el coche, a la puerta del Centro Penitenciario. 

Juan tarda en salir. Como todos los Centros Penitenciarios relativamente nuevos, lo edificaron en el quinto pino. Donde no haya vecinos que se opongan a la construcción del mismo, y donde además el terreno es barato. Todo ventajas. Menos para los funcionarios, claro. El trayecto es largo, la gasolina es cara, y se impone compartir coche. Inconveniente: Sólo te vas cuando sale el último, y siempre se retrasa alguien. Hoy, Juan. Más de veinte minutos. 


Finalmente lo ven cruzar la pasarela de salida. Dos minutos más tarde, entra en el asiento trasero del coche. 

- Bueno, ya estamos los tres...- anuncia Jaime, como si hiciera falta.  La mirada de Juan le atraviesa la cabeza hasta fijarse en un punto imaginario, muy alejado de su cogote. Iba a hacer el chiste, 'los tres sobrinitos', pero se calló a tiempo. A Juan no le hacía ni puta gracia. Jorge arrancó por fin.

  - ¿Que pasó?- Preguntó por fin el conductor. Juan resopló.

  - El gilipollas de Ibárruri. Que se ha mosqueado porque le he metido a otro tío en el chabolo, y ha querido hablar con el Jefe de Servicios.- Jorge estaba sorprendido.

  - ¿Y por qué le has metido a un compañero a Ibárruri? Lleva años sólo. Y lo lleva bien. Además es FIES 5.


  - Pues porque me hacía falta un espacio, y porque su culo no vale ni más ni menos que el de otro. Por eso.-

- ¿Quien es Ibárruri?- Preguntó Jaime.

- El pederasta pijo- Responderon Juan y Jorge casi a la vez. Jaime dejó bien claro con la expresión de su cara que no tenía ni puta idea de quien hablaban. Jorge se lo aclaró.

  - Drogaba a su hija para meterle mano. Y un día se le fue.- 

  - ¿El qué?¿La mano?- Juan rió a media voz.

   - Si, la mano. Con el valium. Y de resultas de eso, se le fue la hija. Al otro barrio.-

  - Ah, pues no lo sabía.- 

  - Pues se hartó de salir el tema en la tele.-

  - No veo mucho la tele.- 

Se hizo un silencio. Jorge lo rompió.

  - ¿Y con quien lo querías poner?-  Juan resopló, cansado.

  - Con el Kinder.- Jorge apartó el coche de la carretera y lo detuvo en él arcén. Esto merecía prestarle toda la atención posible.

- ¿El Kinder?- Juan asintió en silencio. - ¿Y desde cuando está el Kinder en este talego?-

 - Desde ayer. Lo va a juzgar la Audiencia Provincial de aquí por un delito anterior.-

 - ¿Anterior a qué?- Preguntó Jaime. Jorge y Juan lo volvieron a mirar con incredulidad. 

-¿A qué?. A secuestrar, violar y matar a una adolescente. El Kinder, coño.-

- Ah... Supongo que también me debería sonar, como el otro... Que ya no me acuerdo cómo se llamaba. ¿Y por qué le llaman Kinder? ¿Es alemán?.- Jorge y Juan suspiraron al unísono. No sé podía ser tan lelo, joder.

- Antes de dar el salto a la primera fila, el Kinder era un puto exhibicionista. De los de toda la vida, de los de las películas de Jaimito. - Empezó Jorge. Juan le tomó él relevo. 

- Se paseaba cerca de los colegios de monjas, y cuando veía a un grupo de niñas un poco apartado, se acercaba a ellas, se bajaba los pantalones, y gritaba '¡sorpresa!'.

Jaime estaba pasmado.

- Y les enseñaba los huevos- sentenció Juan, para acabar el relato con un chiste. Nadie rió.

Jaime se quedó un rato en silencio, meditando. Juan y Jorge discutían sobre el impacto mediático que tendría en que se filtrase a la prensa que dos de los asesinos-violadores- pederastas más notorios (quizá los más notorios) del noroeste de España compartiesen chabolo. Por fin, la conversación terminó sin un vencedor claro, y Jorge hizo volver el coche a la carretera. Jaime rompió su silencio.

 - Bueno, pues yo no veo una tontería ponerlos juntos. Seguro que se llevan bien.- Juan asintió, aprobador.

- ¿Ves? Ahí está. De lo que se trata es de que estén tranquilos y no nos den la chapa A NOSOTROS. Tienen de que hablar, aficiones comunes. Seguro que más de una tarde ni siquiera bajarían al patio, de lo colegas que iban a ser.- Jaime asentía en silencio. Jorge suspiró.

- Claro, hombre. Ya veo el titular en La Voz de Galicia. 'El Kinder e Ibárruri, compañeros. Same Energy'. Seguro que en la DGIP lo iban a alucinar.- Juan se estaba partiendo de risa.

- A la DGIP que le den bien por el culo.-

 







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