El Sustituto IV
Y finalmente, Pilar y Jorge se habían quedado solos. Eso no iba durar mucho. Pilar tenía la impresión, no del todo errónea, de que cada vez que miraba a Jorge se le quedaba cara de tonta. Y eso era algo que había que evitar. Así que se levantó, cogió una tablilla de notas y un par de bolis, más por costumbre que porque los fuese a necesitar para algo, y ya desde la puerta le espetó a un Jorge perplejo ante un despliegue de actividad tan repentino: - ¿Qué?¿Te vas a venir a trabajar o te vas a quedar ahí?.- Jorge saltó como un resorte. -Si, claro. Voy.- Y salió corriendo tras ella, que ya avanzaba por la mitad del pasillo. Dejados de mala manera en una estantería que cubría la pared derecha del pasillo, Pilar no pudo evitar ver los expedientes que ella misma había sacado del fondo de una archivador esa mañana. 'Así que el tío ni siquiera ha tenido la vergüenza de ir a un módulo a hacer que hace algo...' . Pilar tuvo una inspiración. -Oye... ¿Jorge, te llamabas