Tráfico interno. Epílogo
................................................................................................................................................................... EPÍLOGO Mas o menos a la misma hora a la que Vanessa y yo teníamos nuestra charla, alrededor de las cinco y media, sonó la sirena que anunciaba la bajada a al patio de los internos. Aquella tarde, y casi todas las tardes, uno de los primeros en bajar fue Mari*. Mari se encargaba, entre otras cosas, de la limpieza de duchas y lavabos, y en cuanto pisó el hormigón compactado que hacía las veces de suelo en el patio, puso rumbo a la oficina de acceso del módulo, el 'rastrillo'. Allí solicitó de doña Ana, la funcionaria de acceso, las llaves de las duchas, no sin remarcar lo guapa que estaba y preguntar de qué marca era la sombra de ojos de tono tostado que se había puesto aquella tarde. Con las llaves en su poder, entró en las duchas y abrió la taquilla metálica donde se guardaba el material de limpieza d