Tráfico Interno VI
Dejé los siete euros del menú encima de la mesa y salí hacia Jefatura. No tardé ni medio minuto en convencer a Jorge y a Alex, otro funcionario al que encontramos en el 'hall' principal de la prisión, de que me acompañasen corriendo al módulo cinco. Allí, en el rastrillo de entrada al mismo, nos encontramos a Ana, la compañera encargada de manejar la doble compuerta de acceso y, a la vez, de vigilar el patio. - ¿Donde está Rubirrosa?- preguntó Jorge sin saludar, con la respiración agitada por la carrera. - Buenas tardes lo primero.- Le espetó Ana, muy digna. De un tiempo a esta parte, la figura del Jefe de Servicios ya no despierta tanto respeto entre el personal de guardia como antes. Jorge prefirió ignorar la pulla, y permaneció en silencio. Ana continuó por fin. - Acaba de entrar en la ducha no hace ni cinco minutos.- Y señaló hacia la puerta de las mismas, al fondo del patio, en la esquina derecha del mismo. A lado, encima de un pequeño banco, estaba su petate v