El profesional
Trabajar por las mañanas en el acceso de un módulo es como dirigir un circo de tres pistas, pero los viernes lo es un poquito menos. Todos los días, y desde primera hora de la mañana, tienes que controlar el reparto de medicación, tienes que controlar escrupulosamente quien entra y sale a las mil y una actividades que se desarrollan en la jornada, tienes que llamar por megafonía para dar notificaciones a internos que, por pura ley de Murphy, son los siempre están hartos de pastillas durmiendo en la sala de televisión, de forma que los tienes que llamar diez veces antes de que reaccionen. Todo ello mientras atiendes sus quejas, por supuesto, y no te pierdes detalle de lo que pasa en el patio por si hay bofetones. Porque si un día, en tu patio, a alguien lo cosen a puñaladas, al inspector no le va a servir como excusa que tú le estuvieses sellando una instancia de 'coitus interruptus' a un fulano mientras con el rabillo del ojo controlabas que no le faltasen al respeto a la